miércoles, 28 de octubre de 2009

TUTTO HIGHSMITH

Un texto de la primavera de 2007, que he reencontrado al organizar algunas de las libretas que dejé aquí...

No voy a repetir en estas líneas lo que se ha venido escribiendo desde hace algunas décadas en relación a la escritora estadounidense Patricia Highsmith (Texas, 1921 - Locarno, 1995): su vinculación al género de suspense y policíaco (etiqueta que ella detestaba, pero que le reportó no pocos beneficios económicos y materiales), la aportación que realizó con novelas como Strangers on a Train (1950), o la saga Ripley. Su magisterio a la hora de detallar y cohesionar la psicología de sus personajes. Soy un gran lector de la obra de Patricia Highsmith desde los quince años, y esto que acabo de esbozar tan brevemente y que constituye a la vez la más notoria y evidente de sus características es lo que menos me interesa de su obra. Por otra parte considero que no estaría de más dedicar un poco de atención a otras novelas suyas, como Found in the Street (1986) o Small g (1995), aun reconociéndolas entre lo más fallido de su producción. He citado como ejemplo estas dos obras, aunque en realidad pienso también abordar aspectos y temas vistos en The Price of Salt (1952) y Edith´s Diary (1977). ¿Y por qué precisamente estas novelas y no otras? Bien, he leído en algún sitio que "el pesimismo de sus historias y la crueldad materialista de sus análisis fueron mal acogidos en EE.UU". Lo de la crueldad materialista es un modo feo de señalar la que es sin duda su más sobresalientre creación: Tom Ripley, un psicópata capaz de cualquier cosa en beneficio de su acelerada escalada social. Ripley ha conocido una larga lista de recreadores catódicos, entre los que se cuentan los actores Dennis Hopper, John Malcovich o Alain Delon, y los directores Wim Wenders, Anthony Minghella o Liliana Cavani. Pero identificar a Patricia Highsmith con Tom Ripley, o con el género policíaco es simplificar el asunto, por muy buenos resultados que obtuviese con ambas empresas. El rechzo del público norteamericano se debe a las variaciones incesantes que la Highsmith compuso del American Way of life; este rechazo es, y perdonen mi esnobismo, la prueba de su triunfo [...]